
La ardua batalla contra el suicidio de los adolescentes coreanos
Si bien Corea del Sur se encuentra en su apogeo gracias a las industrias del entretenimiento y de la belleza, hay algunos temas relevantes y oscuros que, muchas veces, son dejados bajo la alfombra.
Por Karla
En septiembre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Sabemos que este tema es sumamente delicado para toda nuestra sociedad, pero compartimos este post como una suerte de reflexión e información centrándonos en una de las comunidades más vulnerables de ese país: Los estudiantes.
En Corea del Sur, es en esa etapa donde la competitividad y la presión asfixiante, tanto en el aspecto educacional y social, se adquiere desde una temprana edad y se va solidificando hasta la etapa universidad. Este camino puede definirse como una batalla para cualquier estudiante surcoreano.
En Corea del Sur la educación es considerada crucial para el éxito de vida, ya que es sinónimo del más alto honor en la familia y, por ende, del país.
Pero revisemos cifras. Estadísticamente el país surcoreano ocupa el primer lugar si se trata de suicidios, esto considerando los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
De hecho, ¿sabían que el suicidio ha sido la primera causa de muerte entre los jóvenes surcoreanos desde 2007? En estos números, las edades comprendidas son desde los 13 a 24 años, son tendencia. Pruebas exigentes y desgastantes, clases extracurriculares, falta de sueño y memoria son algunas de las peripecias para lograr un estatus “decente” en el sistema educacional de Corea del Sur. Además, se considera que idealmente un estudiante debe dedicar de 12 a 13 horas totalmente al estudio.
Una prueba que se cataloga como el acto más importante para un estudiante es la famosa prueba “Suneung” que significa Test de Aptitud Escolar Universitaria (CSAT), que estima que 1 de cada 50 alumnos que se sometan a la prueba será admitido en SKY, siglas que representan a las tres mejores universidades del país.
Tanta es la presión y carga académica que 1 de cada 3 estudiantes ha considerado el suicidio, así lo destacó una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Política Juvenil estatal a 5,669 estudiantes de secundaria y preparatoria, donde el 27% dijo que había pensado en quitarse la vida. De ellos, el 35% fueron estudiantes femeninas y el 19,6% fueron estudiantes masculinos. ¿Las razones? Las calificaciones escolares y el estrés académico (39,8%), la ansiedad sobre el futuro y la carrera (25,5%), conflictos familiares (16%), conflictos con compañeros de estudios (4,8%) y dificultades económicas (1,7%).
Es que el sistema requiere un cambio profundo. Park Chul, ex rector de la Universidad Hankuk, reflexionó comentando que “la educación excesiva es la culpable de que seamos el país desarrollado con más muertes por suicidio”.
Los k-dramas con temática escolar nos han dado una pequeña muestra a esta realidad, donde se ejemplifica la carga académica, los problemas emocionales y familiares, los dramas económicos, o cualquier tipo de bullying, los que son solamente algunos de los detonantes que conllevan a estos fatídicos resultados: esto es solo la punta de un iceberg que aguarda una lucha casi insostenible para los estudiantes.
El suicidio es definido a secas como “el acto de quitarse la vida”, pero sabemos que es mucho más que una simple definición. Nuestra sociedad con el tiempo ha tomado mayor iniciativa al respecto, ofreciendo diferentes tipos de ayuda a las personas que cruzan por esta difícil situación, pero tristemente algunos aún lo ven como “un acto de cobardía”, sin empatizar o imaginar el sufrimiento que cargan las víctimas ante un camino desesperado por encontrar paz, para terminar con el dolor.
Muchos hemos atravesado una vida académica estresante independientemente a que sistema pertenezcamos, y a medida que crecemos nos volvemos más conscientes de que no podremos manejar en su totalidad todas las situaciones que se nos vayan a presentar a lo largo de nuestras vidas. Somos humanos, todos debemos recordarlo, buscar ayuda, no ignorar y no etiquetar a nadie. El suicidio es un problema social que nos indica la falta de comunicación, sensibilidad, aceptación, empatía y compresión por el otro. No perdamos nuestra humanidad, seamos el refugio que muchos necesitan.
Si actualmente estás viviendo una situación dolorosa e insostenible, por mínima que sea, por favor haz saber al mundo que necesitas ayuda, porque todos necesitamos un abrazo o una palabra cálida que ilumine, aunque sea por un momento, nuestra vida.