
Debut y despedida: la trágica y misteriosa muerte de Kim Sung Jae
Corría el año 1995. La primera generación del K-pop se encontraba en su apogeo y varias presentaciones estaban siendo transmitidas por televisión abierta. Es en este contexto que se lleva a cabo un crimen macabro, morboso y que, hasta el día de hoy, no ha encontrado culpables. Se trata del asesinato del cantante, bailarín y modelo surcoreano, Kim Sung Jae.

En los años 90, el grupo Deux estaba en la cima. Tenían fama, dinero y una fanaticada enorme que les seguía todos sus pasos. Es que Deux fue parte de una de esas generaciones icónicas de la industria coreana. Contemporáneos a H.O.T, Turbo y Seo Taiji & Boys, los chiquillos de Deux alcanzaron a publicar cuatro álbumes de estudio entre los años 1992 y 1995.
El éxito de Deux fue tal, que Kim Sung Jae –que era la mitad del grupo- logró lanzar el popular track solista “As I Told You“. Y si ustedes son acérrimos seguidores del K-pop sabrán que, hasta hoy, esa canción sigue siendo versionada por diferentes grupos, como BTS, VIXX y Monsta X.
Para que se hagan una idea, el debut stage para esa canción fue el 19 de septiembre del año 1995. Ese mismo día SBS se encargó de transmitir la presentación. El 20 de septiembre, exactamente el día después de su debut solista, encuentran muerto a Kim Seung Jae. Su muerte, dicen, fue a causa de un ataque cardíaco.
Ahora la pregunta es ¿qué pasó esa noche? Hagamos un mini itinerario. El cantante fue con su manager, parte de su staff y su novia, a celebrar el éxito de su debut. Porque sí, fue un debut bastante anticipado. Durante la madrugada, cuando todos se fueron a dormir, una de las lavadoras comenzó a funcionar, misteriosamente, en la habitación del hotel.
A la mañana siguiente, el manager encontró al cantante acostado en el sofá, sin vida.
La autopsia reveló distintas sustancias en el cuerpo del idol, además de 28 pinchazos en su brazo. Aunque al principio se pensó que podría haber muerto de sobredosis, finalmente un examen toxicológico confirmó la presencia de anestesia para animales y un químico para realizar eutanasia en perros y gatos. Kim Sung Jae había sido asesinado.

Sigue existiendo un halo de misticismo sobre el crimen de Seung Jae, aunque la culpabilidad recae especialmente en una persona: su novia.
¿Por qué la principal sospechosa fue su novia? Por varios motivos, pero los más importantes fueron tres: porque tenía estudios de medicina, un veterinario aseguró haberle vendido los químicos hallados en el cantante y porque asesinó a uno de sus cachorros con eutanasia, reemplazándolo por otro igual. Se decía que este acto pudo ser como una suerte de ensayo para lo que se vendría más adelante.
La pareja del cantante era conocida por sus constantes ataques de celos, los que terminaban en fuertes discusiones. Una vez, se subió al escenario luego de una presentación de Deux diciendo al micrófono que no lo miraran porque era suyo. También se dio a conocer un hecho puntual, donde amarró a Sung Jae a la cama para que no saliera a promocionar.
Sólo bastó un juicio para declararla culpable y encerrarla por años. Sin embargo con el tiempo, la corte consideró que las evidencias no eran decisorias, por lo que fue liberada luego de un tercer juicio en su contra.
Muchos decían que las influencias que mantenía su familia con los políticos de la época, pudieron determinar su libertad aunque, claro, sólo quedó en chismes y nada fue confirmado. Extraño, porque con el tiempo, el veterinario que dijo haber vendido las sustancias para los animales, se retractó, diciendo que no recordaba nada.
Otro de los sospechosos fue un bailarín que estuvo con ellos esa noche. Él, tenía antecedentes de consumo de drogas y, además, el día después del asesinato, viajó inmediatamente hacia Estados Unidos, sin declarar.

Hasta el día de hoy la muerte de Kim Sung Jae es un tópico de discusión, tanto por el contexto en el que sucedió, como por misterio que recorre su asesinato. Además, sobre todo lo que les he contado, se sigue poniendo en duda la investigación policial que se llevó a cabo ya que las autoridades no fueron capaces de encontrar evidencias sustanciales cuando, a todas luces, estaban al alcance de la mano.